FELIPE GONZÁLEZ

He de confesar que tenía cierto aprecio cuando era pequeño por éste hombre (inconsciente de mí). Con el paso de los años, leyendo e informándome sobre su figura, todo ese aprecio desapareció y comprendí que tras esa imagen de hombre de izquierdas cercano al pueblo, se escondía un político feroz, mal acompañado, autoritario y que en su día llegó a perder los papeles ahogado por la crisis económica, el paro y la recesión del país (esto me suena...) y por las bombas de ETA (evitemos hablar de terrorismo en nuestros días por la dificultad del término).

A lo largo de sus años de retiro, tras el primer fracaso del mal-llamado "socialismo" en España, ocultado bajo la alargada figura de Aznar, sus breves y concisas apariciones ha ido dejando a las claras que Felipito ya no tenía ninguna credibilidad, y que sus opiniones han quedado tan en desuso como sus camisas de cuadros.

Ahora, el ex-presidente, vuelve a aparecer, escasamente, por la prensa del país hablando sobre el problema que existe en México con el narcotráfico y la guerra que sufre el país entre los diferentes carteles de la droga y el estado.

Lo primero que me llamó la atención es el simple hecho de hablar de "guerra" en México, algo que parece estar prohibido decir pero que todo el mundo piensa (ver cifras de muertes diarias). Nadie, ningún político abre la boca al respecto, ni en Europa ni en América, y mucho menos en el propio país, preocupado más en atraer turistas y jugar bien al fútbol. Es un tabú. Felipe habla claro y sin tapujos, lo cual es de agradecer.

Pero el verdadero titular que deja la entrevista es que pide públicamente la universalización de la legalización de las drogas para acabar definitivamente con el problema del narcotráfico. Muerto el perro se acabó la rabia, parece decirnos, aunque claro está, es muy fácil opinar y más aun si cambiamos el atril por el sofá. Por un lado me parece valentía pura decir algo que todo el mundo piensa y nadie se atreve a decir (demasiada gente come, bebe y gana del negocio de la droga y no sólo me refiero a los camellos de la esquina), hay demasiados intereses de por medio y a muy grandes niveles, así que me parece valiente. Por otro lado me parece hipocrita. Cuanta gente se ha quedado por el camino con el caballo en la época en la que él gobernaba y ¿qué se hizo? ¿repartir jeringas?.

Mientras el pueblo piensa que Felipito ha perdido la cabeza del todo, a mí me surge la pregunta de si no tiene cierta razón dentro de su sana locura... Lo dejo ahí... se admiten opiniones al respecto. Lo único que tengo claro es que no sé cuán buen político fué pero sí que tiene las ideas muy claras.