sábado, 7 de noviembre de 2009

Reflexiones de los últimos días en New York

¿Como empezar esta entrada?. Resulta difícil. Empecemos desde mi llegada al albergue.

Llegué el Sábado al albergue para pasar los últimas días en la Gran Manzana. ¿No dije que era Halloween? Me motivava mucho llegar ese día porque presumía que en mi laboratorio no iban a hacer nada, y es que cuando uno se hace mayor... Así que me apunté a una lista del albergue para ir a la "parade" en Greenwich Village a eso de las 5. La tarde-noche no acampañaba climatológicamente hablando, o sea lluvia. Así que de los 30 que ibamos nos quedamos un grupo de 8, y vaya grupo!!. Un vasco, 3 mexicanos (2 chicos, una chica), una venezolana y 2 daneses (chico y chica). La noche prometía y no defraudó. Cervezas, buena compañía, música en directo y, por supuesto, New York, que siempre te acompaña vayas donde vayas, y vaya lujo. Llegamos a las 7 de la mañana.



Dominguito de relax, levantándome tarde y perdiéndome la marathon de New York, una pena. Por cierto: Habitación 415, cama J ¿os suena?. Últimas compras y atardecer en el puente de Brooklyn, todo un señor regalo para la vista. Entre charlas con los amigos recién conocidos muere el Domingo. Es hora de despedidas. Casi todos se van mañana. Solo fue una noche, pero vaya noche. Parecía que nos conocíamos de toda la vida. Es una de las cosas que me encantan de los albergues juveniles.





El Lunes a seguir haciendo historia. Porque en la vida hay que hacer historia (según Bebeto) y yo de alguna forma u otro he dejado mi huella en el campo de fúbol de los embarcaderos de Chelsea. Mi último partido, 5 goles que suman 22. Tercer máximo goleador empatado con el segundo.


New York en otoño está preciosa, se pone sus mejores galas. Central Park es una mezcla de colores: amarillos, rojos, naranjas... de película. El tiempo es soportable. Hace 2 semanas me entraron unas ganas enormes de volver: 5 grados con sensación térmica de muchos menos. En sevilla hacía 30 grados. Éstos días se disiparon esas ganas, creo que voy a echar un poco de menos la ciudad.

El Jueves fue mi último día en el laboratorio. Me dió penilla despedirme de la gente. Han sido 3 meses y medio en los que he aprendido mucho y sobre todo tengo una visión diferente de hacer ciencia. En cuanto a resultados, no muchos. Era secundario. La gente bromea conmigo para que vuelva en Enero, el mes con las temperaturas más bajas.

Hoy viernes madrugón y rumbo a Boston. 4 horas al norte de New York, varios grados menos de temperatura. Para colmo, nada más llegar pierdo la bufanda. ¿Dónde coño la habré dejado?. Solo un par de horas más y ya es de noche, son las 5. No podría vivir aquí en invierno. Necesito el sol. Anda mira, un H&M, voy a comprar una bufanda. La ciudad es famosa porque en ella tuvo lugar varios eventos importantes de la revolución. Hay una línea roja en el suelo llamada "freedom trail" que te dirije por los edificios históricos de la ciudad. No sé si es mi caraja, que era de noche o que de verdad está mal pintada, pero le perdí la pista varias veces. Mañana iré a Harvard.

El domingo vuelvo a New York, lo que será mi despedida de la ciudad, y el Lunes vuelo a España, pero no llego hasta el Martes. Llego a Sevilla pero me recoge mi padre y me lleva a Jerez, así que id preparándo los "urdeles" que cenamos jamón.

Se os echa de menos. Un abrazo.



3 comentarios:

  1. Después de leer la entrada, hasta a mi me da pena que te vuelvas de NY... nos vemos pronto!!

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  2. jajaja que arte álvaro, pues si, la verdad que si da pena sobre todo ahora que habías hecho amigos!!. pero bueno, te estamos esperando!! el Martes supongo que llegarás muy cansado pero el Miercoles o el Jueves nos vemos ehh!!, llámame.

    que disfrutes los últimos días.

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  3. Illo esa era mi cama ¡¡ Bueno loco, estamos deseando que vuelvas y el miercoles o el jueves que estes mas decansao, fiesta y a cenar por derecho en el matadero ¡¡

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